Un mes sin Twitter

Un mes sin Twitter

No es ninguna novedad que las redes sociales se convirtieron en una parte central de nuestro día a día. Es más, para mucha gente, redes sociales es sinónimo de internet. Las personas se comunican en redes sociales, se entretienen, se informan, opinan y conocen a otras personas, pero como todo en la vida, las redes sociales tienen su parte negativa.

Hace unos 7 años me di cuenta que las redes sociales estaban ocupando demasiado tiempo en mi vida por lo que en ese momento tomé la decisión de cerrar todas las que tenía (Facebook, Instagram, LinkedIn, etc.) dejando sólo mi cuenta de Twitter que por muchas razones era la que más me gustaba.

La verdad que fue una de las mejores decisiones que tomé en mi vida, no las extrañé ni un segundo, ni me hicieron falta para nada. La gente que tenía intención de seguir en contacto conmigo lo hizo, los que querían seguir trabajando conmigo o haciendo negocios, lo hicieron. Eso que nos meten en la cabeza (o a veces somos nosotros mismos los que lo hacemos) de que sin x herramienta no podremos comunicarnos, o trabajar, o hacer negocios es una total mentira.

Últimamente estoy tratando de concentrarme en las cosas realmente importantes en mi vida, empecé a usar menos Twitter, casi no opino en otros tweets y paso de largo automáticamente cualquier polémica (así a veces tenga que aguantarme las ganas de comentar). Desinstalé todas las apps que ya no quería y dejé lo mínimo en mi celular, me convertí en algo así como un minimalista digital. Además desactivé el 99% de las notificaciones dejando sólo las notificaciones de los mensajes de mis familiares más cercanos.

No tengo twitter en el teléfono y los correos y cosas de trabajo las reviso un par de veces al día (generalmente desde mi PC) cuando yo quiero y no cuando el teléfono me dice como era antes cuando estaban las notificaciones activas. Ahora los fines de semana, apago el teléfono y lo dejo guardado en un cajón y me dedico a otras actividades que me dejan mejor sabor de boca como la lectura, pasar más tiempo con mi familia o salir a caminar. La sensación de libertad es increíble.

El mes pasado, más precisamente el 8 de abril, quise dar un paso más: decidí que no iba a usar Twitter en todo un mes. Podría no abrir Twitter ni una sola vez hasta el 8 de mayo? Sí, lo pude hacer y la verdad que fue una experiencia muy enriquecedora.

Los primeros días fueron un poco raros, uno tiene en la cabeza de que se está perdiendo algo importante y siente la tentación de abrir Twitter para publicar algo que se le cruzó por la cabeza, muchas veces quejas sin ningún sentido que uno cree que van a solucionar algo. Obvio, está muy alejado de la realidad aunque no puedo negar que muchas veces y gracias a que tengo muchos seguidores, conseguí solucionar problemas que de otra manera hubiesen sido imposibles o muy complicados de resolver.

A medida que fue pasando el tiempo, esa incomodidad fue desapareciendo y cada vez pensaba menos en twitter y en lo que ahí se estuviera diciendo. Tampoco pensaba en mis «amigos» virtuales, hasta que llegó el punto en el que no pensaba ni en twitter, ni en las personas con las que suelo conversar en esa red social.

De verdad, no pasa nada, ni el mundo se termina, ni te quedás aislado, ni perdés el empleo o a tus clientes. Los primeros días son incómodos, no lo niego…igual o similar a lo que le debe pasar a cualquiera que tiene un vicio, sea la droga, el juego, el porno o lo que sea, porque si miramos las causas científicas que producen que nos enganchemos tanto a las redes sociales, no distan mucho de las de cualquier otra adicción. Sí, esta sociedad se volvió adicta a las redes sociales, las grandes empresas tecnológicas «hackearon» nuestro cerebro, estudiaron todas nuestra debilidades y las aprovecharon para sacar el mayor provecho posible: nos dan nuestras dósis diarias de dopamina y nosotros les damos nuestro valioso tiempo para que ellos ganen miles de millones vendiéndole nuestros datos, comportamientos, etc. a los anunciantes. Es un trato justo? A mí no me parece.

El tiempo es el activo más valioso que tenemos, algo que vamos gastanto día a día sin posibilidad alguna de recuperarlo en el futuro. Lo que sí podemos hacer es optimizar ese tiempo y gastarlo en cosas que realmente valgan la pena. Para cada uno de ustedes, esas cosas puede que sean diferentes: a algunos nos gusta leer, a otros ir al cine, a otros estudiar y a otros hacer deporte, pero lo importante es que ese tiempo que tenés lo gastes en cosas y con las personas que realmente te importan y te hacen feliz.

Eso no quiere decir que mañana cierres todas tus redes sociales, regales el teléfono y te vayas a vivir al medio del campo sin ninguna conexión (aunque no estaría nada mal si eso es lo que querés). La tecnología y las redes sociales pueden ser útiles si se usan de manera adecuada, responsable y sobre todo con moderación ya que son herramientas que fueron diseñadas para ser sumamente adictivas.

Si hay algo que me quedó claro o mejor, pude confirmar con este «experimento», es que las cosas y las personas realmente importantes, no están en las redes sociales, las tenés al lado tuyo y generlamente le prestás mucha menos atención de lo que deberías.

Para cerrar este post les voy a recomendar 3 libros muy buenos que tocan estos temas:

  1. Diez razones para borrar tus redes sociales de inmediato

  2. El enemigo conoce el sistema: Manipulación de ideas, personas e influencias después de la economía de la atención

  3. La era del capitalismo de la vigilancia: La lucha por un futuro humano frente a las nuevas fronteras del poder (Estado y Sociedad)

El tiempo es la divisa de tu vida. Es la única divisa que tienes, y solo tú puedes determinar cómo será gastada. Sé cuidadoso y no permitas que otras personas la gasten por ti (Carl Sandburg)

1 comentario en “Un mes sin Twitter”

  1. Completamente de acuerdo. He empezado a pensar mi tiempo, esos instantes de los que hablas, como dorados granos de un reloj de arena.

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